AT Visions: Relato Corto: Los Caminantes del Valhalla

miércoles, 3 de enero de 2007

Relato Corto: Los Caminantes del Valhalla



Todo hombre capaz de sostener una espada había sido llamado a las armas por el monarca del reino dorado. Desde todos los rincones del reino de Asgard, hogar de los dioses nórdicos, salían hombres dispuestos a dar su vida por su patria y por su monarca. Algunos eran guerreros, otros simples cazadores o rastreadores, pero todos ellos acudían. Cientos, tal vez miles de asgardianos marchaban con los estandartes de guerra, prestos para la batalla.
Harek el Rojo era un guerrero curtido en mil batallas que nunca se separaba de su martillo de guerra, al que llamaba “Aplasta cráneos”. Caminaba a pie, ya que no tenía un corcel para viajar.

- ¿De donde procedes, amigo?- Le preguntó un joven guerrero que no parecía tener muchos inviernos a sus espaldas. Llevaba un arco largo y un carcaj repleto de flechas.

- Vanaheim, jovenzuelo. ¿Es tu primera contienda?- Comentó Harek el rojo.

- Sí, lo es. Y mi nombre es Finnbogi, no jovenzuelo ¿sabes contra quien tendremos que combatir?

- Los designios del señor de Asgard a menudo son inescrutables incluso para su pueblo, Finnbogi. Pero si los cuernos de guerra suenan con fuerza, allí estarán los valientes guerreros de Asgard para seguir a su señor.

- He oído historias de que la guerra es contra el medio hermano de Lord Thor, Loki, y sus oscuros aliados.- Observó un guerrero que caminaba junto a ellos y había escuchado la conversación.- Maldito sea el dios del engaño.- Dijo escupiendo al suelo con desprecio.

Harek y Finnbogi lo imitaron.

- Me llamo Knut el Grande, provengo de los pastos de Kolbeinn. También ha llegado a mis oídos que Loki planea someter a Midgard, después de arrasar el reino dorado.

- Midgard. Nunca he estado allí, ni he visto a sus habitantes ¿alguno de vosotros ha conocido alguna vez a un mortal?- Comentó el joven Finnbogi.

Harek el Rojo se acarició la espesa barba roja pensativo.

- En la guerra con el demonio Surtur, el añorado y desaparecido señor Odín llevó a todas las huestes asgardianas a librar una batalla con los demonios de fuego. Yo estuve en allí, luchando por los mortales y por nosotros. Muchos demonios cayeron ante “Aplasta cráneos”.

- ¿Y como son los mortales?- Preguntó con curiosidad Knut el Grande.

- Débiles en comparación con los de nuestra tierra, pero con un fuego en su corazón que les hace vivir su breve vida con una pasión que nadie de aquí seria capaz. Viven en grandes ciudades con torres de cristal que llegan hasta el mismo cielo, y conducen bestias de metal. Gente extraña a nuestros ojos, quizás, aunque sin duda necesitan de nuestra protección en momentos de necesidad.

- No estaremos solos en esta guerra.- Dijo el joven Finnbogi sonriente.- Un anciano de mi aldea regresó de la capital y me dijo que guerreros de reinos lejanos se estaban reuniendo a las afueras de la ciudad para ponerse al servicio de nuestro señor Thor.

- Será una guerra grandiosa, más de lo que podríamos imaginar, si Lord Thor acepta la ayuda de extranjeros.- Observó Knut el Grande.

- Quizás sea algo más grande de lo que podamos manejar.- Dijo un guerrero delgado y huesudo que se apoyaba en una larga lanza para caminar.- Puede que se pudiese pactar con el enemigo y que nuestra gente viviese en paz con ellos.

Harek el Rojo le fulminó con la mirada.

- Mejor vivir un sólo día como lobos, y no 1000 años como corderos.
Mejor morir de pie como hombres, en lugar de vivir de rodillas como esclavos.- Exclamó el veterano guerrero.

- Pensando de esa forma, nunca reposaras en los amplios y lujosos salones del Valhalla.- Dijo casi con desprecio Knut el Grande.- Aparta de nuestra vista ante de que tengas que probar mi acero.

El guerrero se apartó, alejándose de ellos.

- Hay que tener coraje, amigos míos. Haremos que esos bastardos paguen por haber desafiado a Asgard.- Exclamó Finnbogi.

- ¡Por el honor y la gloría de Asgard!- Exclamó Knut el Grande con entusiasmo.

- Y por la diversión, no lo olvidéis, amigos ¡yo pago las cervezas!- Dijo Harek el Rojo.

Todos rieron ante el comentario del curtido guerrero, incluso los hombres que caminaban a su lado, se contagiaron de la risa del trío. Las risas eran un bálsamo ante la tragedia de la guerra que decidiría el destino de los dioses y a la que se encaminaban con paso firme.

1 comentario :

Jerónimo Thompson dijo...

Un buen relato, doc.
Perfecto anticipo del Crepúsculo de los Dioses, para ir creando ambiente :-)

Y me alegro de que vuelva a emplearse el blog para promocionar series AT, que últimamente está un poco desaprovechado en ese sentido. Se echan en falta más artículos o relatos de presentación de series o sagas; o entrevistas con los autores, no sólo ya para hablar sobre temas generales, sino entrando a comentar o el futuro de sus series, o sus historias más importantes ya publicadas.

En fin, más vidilla ;-)