Spiderman estaba al borde de la derrota frente a Morlun, cuando de repente apareció Ezequiel. Por un instante pensó que con su ayuda podían dar un vuelco a la situación, pero Morlum los superó a los dos. Primero agarró a Ezequiel y absorbió su esencia vital. Spiderman le golpeó con lo primero que encontró a mano, pero no sirvió de nada:
- Lo siento... Pete... creía que podría defenderme... creía... lo siento...
- ¡Ezequiel! ¡No!
- Está bien... no llena pero sabe bien... creo que voy a tomarme un capuccino para bajarlo... pero antes acabaremos la comida contigo.
Spiderman iba a lanzarse al río tras Ezequiel, para ver si podía salvarlo, pero le fue imposible cuando Morlun, tan rápida y resistentemente como durante toda la larga batalla, le agarró por el cuello y lo atrajo hacia él.
Un héroe ha fallecido, un campeón ha luchado hasta sus últimas fuerzas y ha perecido, pero en la ciudad hay más héroes... y villanos. Morlun se esconde entre las sombras, con la energía que ha obtenido de sus dos últimas víctimas podrá vivir al menos cien años más. Se marcha a su escondite, junto con Dex, su lacayo. Pronto abandonará New York y volverá a la tranquila Europa, donde siempre se ha encontrado más cómodo. Pero su imagen ha sido vista y debe permanecer en el anonimato hasta su partida. No es que le preocupe especialmente, ya que con su poder podría resistir la embestida de casi todos los superhéroes que pueblan la Gran Manzana... pero no quiere arriesgarse.
Los servicios médicos de la ciudad, como siempre que ocurre algo relacionado con superhéroes, llegan al lugar de la batalla, adonde está el cadáver de Spiderman, y lo recogen. Es trasladado al hospital, y de ahí a la morgue del centro. No se atreven a quitarle la máscara, nadie quiere hacerlo no fuera que luego se vieran en líos por incumplir alguna ley o cualquier cosa (en su momento se quisieron destruir los brazos del doctor Octopus, pero según la ley eso no podía ser ya que tenía sus derechos).
Pero noticias así no pueden mantenerse en el anonimato. Ben Urich, periodista del “Daily Bugle”, se entera y rápidamente va a verlo. Ben siempre ha sido un periodista que ha buscado la verdad. Eso le ha enfrentado en innumerables ocasiones con gente como Kingpin, o aquella vez que estuvo a punto de morir en manos de Elektra, cuando esta trabajó durante un breve periodo de tiempo como asesina para Wilson Fisk. Esa búsqueda de la verdad le ha hecho darse cuenta de cuando está frente a una gran noticia y cuando no lo está.
Nadie lo sabe, pero él conoce la verdadera identidad de Daredevil. Podía haber sido la noticia de su vida, pero nunca la publicó porque sabía que tras la máscara del Hombre sin Miedo estaba uno de los mejores seres humanos que ha conocido en su vida, y no lo merecía, máxime cuando luchaba por una causa justa. Ahora estaba frente al cadáver de otro justiciero enmascarado.
Nadie había querido quitarle la máscara al cadáver de Spiderman. No querían líos con la ley ni con otros personajes con poderes, aparte de que aunque pareciera muerto, eso no significaba nada porque la mayoría de héroes se les había dado por muertos alguna vez, y todos estaban vivitos y coleando. Pero Ben veía el cadáver. Se acercó y le comprobó el pulso. Puso la mano sobre su pecho. No se movía. No respiraba. Spiderman ha muerto. Le quitó la máscara. Si no lo hacía él, lo haría otro (empezando por la policía, que si aún no se había presentado era porque estaban siguiéndole la pista a ese tal Morlum, el ejecutor del Hombre Araña).
- ¡Dios Mío! Peter...
El rostro de Peter Parker quedó a la vista. Estaba con los ojos cerrados, como si durmiese. Pero su cuerpo (apalizado tal y como se podía ver a través de los restos de su disfraz) estaba como si lo hubiesen absorbido por completo, quitándole hasta su misma esencia.
Ben sacó su móvil del bolsillo y llamó al número privado de Jameson. Tenía que hablar con él directamente, nada de pasar por centralita.
- Jonah, soy Ben. Estoy en el depósito de cadáveres.
- Ben, media ciudad está revolucionada porque ese maldito Spiderman y ese otro llamado Morlun o como leches sea lo estan destrozando... ¿y tú estas en el depósito?
- Jonah, Spiderman ha muerto a manos de ese Morlun.
- ¡¿QUÉ DICES?!
- Estoy frente a su cadáver y acabo de ver quien era.
- Perfecto, ese maldito trepamuros ha muerto. Por fin se han acabado mis preocupaciones. Lo pondré en primera plana. Sacaré la exclusiva de la persona que se escondía tras la máscara.
- Jonah, no.
- ¿Cómo que no?
- Jonah, no lo podemos ocultar, pero se hará con serenidad. Tendrás que bajar los humos.
- Ben, te recuerdo que soy tu jefe y se hará...
- Peter Parker era Spiderman.
- ¿Qué has dicho?
- Jonah, Peter era Spiderman. Estoy frente a su cadáver. Era él. Los testigos vieron la paliza que le fue dando Morlun a Spiderman. El cadáver de Peter tiene el cuerpo totalmente apalizado.
- Vente al Bugle, Ben. Hemos de hablar del tema.
Al día siguiente salió el periódico como cada día. Pero el “Daily Bugle” traía una exclusiva. Uno de sus fotógrafos adjuntos era Spiderman. Su nombre era Peter Parker.
La noticia provocó dos muertes más, pero de diferente manera. May Parker leyó la noticia, al principio sin darle mucha importancia, pero sorprendida primero y aterrorizada después cuando leyó el nombre de su sobrino. Ahora entendía la conversación mantenida por teléfono el día anterior. Si Spiderman hubiera vencido a Morlum, las circunstancias hubieran provocado que May se enterara de que Peter era Spiderman, pero lo hubiera soportado. En esta realidad May Parker, al ver luego más tarde confirmada la noticia, no lo pudo soportar. Su corazón se paró. Un infarto. Aquel fue el último día en la vida de Tía May.
Pero no fue la única. Hollywood, California. Mary Jane Watson está separada de Peter Parker. Se hubieran reconciliado en otro momento y en otro lugar, pero en esta realidad, cuando Mary Jane Watson se enteró de la noticia, salió corriendo hacía el aeropuerto para volver a New York. Nunca llegó a su destino. Las circunstancias y la casualidad hicieron que el taxi donde iba Mary Jane fuera aplastado por la pared de un banco que acababa de robar el Hombre Absorbente. Mary Jane Watson-Parker se convirtió en una de tantas víctimas o “daños colaterales” que se producían a veces en las trifulcas entre personajes super-poderosos.
¿Pero que pasó con Morlun? Bueno, escapó y pretendía irse de la ciudad. Había alquilado un jet privado, donde Dex y él iban a irse del país, para volver a Europa, donde pasarían tranquilamente una temporada. Morlun llegó al aeropuerto a la mañana de tres días después de que la noticia saliera publicada en el “Daily Bugle”. Había conseguido dicho jet de una manera muy fácil, incluso él estaba sorprendido de que las industrias Osborn lo hubieran puesto a su servicio tan fácilmente...
El hangar estaba vacío, o al menos eso pensaba Morlun. El coche donde había llegado, conducido por Dex, estaba aparcado varios metros fuera de las pistas de aterrizaje. Él se había acercado al hangar donde le esperaba el piloto del avión. Dex ahora llegaría con el equipaje:
- ¿Es usted Morlun? –dijo una voz entre las sombras.
- Si, ¿es usted el piloto?
- No, yo soy quien te va a matar.
Morlun estaba sorprendido. Miró y vio de repente salir a la luz al dueño de esas palabras:
- Soy el Duende Verde. Mi nombre es Norman Osborn. Tú has sido el culpable de quitarme mi venganza sobre Spiderman, sobre Peter Parker, y ahora morirás.
El Duende Verde se lanzó sobre Morlum montado en su deslizador. Al mismo tiempo le lanzaba dedo-rayos desde sus guantes (que no hacían ningún efecto sobre el fortalecido Morlun, y máxime después de haber absorbido el poder de Spiderman hacía tan poco tiempo). Morlun se lanzó sobre el Duende mientras este sobrevolaba cerca de él, pero no pudo agarrarlo, debido a una bomba calabaza que explotó directamente en su cara. Aún así en un nuevo intento si pilló al Duende Verde, y pese a la fuerza que le daba el suero que le había conferido sus poderes, Norman Osborn se vio dominado por el increíble poder de Morlun.
- Absorberé tus poderes, Duende Verde, a ver que me concede tu esencia.
Morlum empezó a chupar, pero de repente se dio cuenta de que algo iba mal. Norman cayó al suelo, desfallecido, pero vivo, y le dijo:
- He investigado sobre ti, Morlun. Siempre has estado relacionado en casos donde absorbías la energía de tus víctimas, especialmente valorada si era energía de fuentes puras. Tu última víctima, Spiderman, se ve que era puro por como obtuvo sus poderes. Pero mis poderes vienen de un suero, un suero que me dio lo que soy ahora. Pero hay variantes corruptas, que no son perfectas, como la que llevó al final a mi hijo Harry a la muerte. Esa es la que yo me he inyectado antes de venir, y esa es la que me has absorbido.
Mientras decía esto, Morlun se fue consumiendo frente al Duende Verde. Aún así no acababa de morir. Pero Norman Osborn no quería arriesgarse, en ese momento tenía a su enemigo débil. Y él no titubearía como si hubiera hecho Peter. Apuntó a Morlun y sus dedo-rayos impactaron al momento en su víctima. Morlum cayó, muerto, y su cuerpo se consumió hasta convertirse en polvo.
Norman Osborn tenía un objetivo, acabar con Spiderman. Ese monstruo, Morlun, lo había hecho por él, algo totalmente inadmisible. Eso acababa de quedar solucionado. Ahora lo único que le quedaba a Norman Osborn era seguir viviendo, sabiendo que su vida ya no tenía ningún objetivo.
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