Castle Rock
y Action Tales presentan:
El CLUB DE LOS PERDEDORES
2
Parte: La Resurrección del Mal
Capitulo 3
Escrito por Miguel
Ángel Naharro
3
Las hermanas de Ethain
Roland
Deschain se mojó la cara con el agua fresca y limpia y el reflejó de su rostro
cansado y agotado le devolvió la mirada.
Una de las
hermanas le observaba atentamente, con el rostro serio y sin quitarle el ojo de
encima. No pudo menos que comprenderla a la perfección, su aspecto desaliñado y
sucio seguramente resultaba cuanto menos inquietante para las personas de buena
voluntad.
—No se preocupe,
hermana, no tienen nada que temer de
nosotros. —aseguró Roland con una sonrisa conciliadora.
La hermana,
una mujer ya entrada en años con expresión afable le devolvió la sonrisa.
— Jesús
Hombre nos ayude si no sabemos confiar en la gente que llega pidiendo ayuda a
las puertas del convento. —señaló la hermana.
Roland se
llevó instintivamente la mano a la cartuchera donde aguardaba su revólver.
—En la casa
del señor no está permitido llevar armas. Aquí no son necesarias. —observó la
hermana.
Roland
asintió comprensivamente.
— ¿Dónde están
mis amigos?
—Están llenándose
el estomago con comida caliente en el comedor. Creo que le vendría bien comer
algo, dado su aspecto. —indicó la hermana mirándole con cierto desdén.
Siguió a la
hermana por los pasillos del interior del convento, en su camino se cruzaron
con algunas novicias, que le miraban con la curiosidad de quien no está
acostumbrado a las visitas, en especial la de extraños que aparecen
repentinamente. Roland les saludó cortésmente con un leve movimiento de su cara.
Las puertas
del comedor comunal se abrieron de par en par y Roland observó a Jack Bateman
sentado en una mesa, con una hermana sirviéndole un poco de agua en una copa y
Jack partiendo un poco de pan para mezclarlo con la sopa que humeaba en el
plato. El olor que llegaba a sus fosas nasales hizo gruñir a su hambriento
estomago.
Jack reparó
en la presencia de Roland y le hizo un gesto para que se sentase en a su lado.
Se sentó
mientras una de las hermanas le acercaba un plato lleno de sopa y una cuchara.
Se llevó la cuchara llena a la boca y después miró a Jack.
— ¿Y Mike?
Jack se encogió
de hombros.
—Dijo que
necesitaba estirar las piernas y dar un paseo. —explicó Jack.
Roland
contempló el comedor y examinó lo que le rodeaba y a las hermanas que llevaban
bandejas aquí y allá y les vigilaban mientras comían, con algo de desconfianza.
—Hemos
tenido suerte de que nos encontrasen o estaríamos enterrados bajo metros de
arena, Roland. —dijo Jack.
—Si… No es
casualidad. —observó recordando el ataque de los cuervos que le mostró que el
mal se hallaba cerca.
—No me lo
digas, el Ka. —musitó Jack divertido.
Roland
asintió.
—Eres uno
de los Pistoleros de la estirpe de Eld. —dijo una voz a sus espaldas.
Se volvió y
contempló a una hermana ya anciana, con unos hábitos algo diferentes. La madre
superiora sin duda pensó Roland.
—Hace mucho
tiempo que mis viejos ojos no veían a uno de los tuyos, la época donde los
Pistoleros patrullaban las baronías y mantenían la ley ha quedado ya sumida en
el olvido. —indicó la madre superiora.
—Así es,
los Pistoleros ya no existen, soy el último de los míos.
Jack se dio
cuenta de que en sus ojos se vio una mezcla de nostalgia y melancolía,
probablemente recordando mejores momentos de su vida.
—Lamento
escuchar eso, pistolero. Las noticias llegan con cuenta gotas en el monasterio
y estamos aisladas de lo que ocurre fuera.
—Mi nombre
es Roland, madre superiora.
La madre superiora
le puso su mano sobre la suya.
—Podéis
quedaros tanto como deseéis, sois bien recibidos en esta casa.
Roland
asintió.
Jack se
asombraba del respeto referencial con el que trataban a Roland, como si fuese
una especie de eminencia o su cargo tuviese un halo de nobleza que le
acompañase allí donde fuese. Probablemente fuese de esa forma. Por lo que había
podido averiguar, los Pistoleros eran algo similar a los Caballeros Templarios
o los Caballeros de la Mesa Redonda de las leyendas e historias de la Tierra.
Un puesto de honor y valentía, unos caballeros dispuestos a proteger al débil y
al inocente. No le cabía duda de que apenas había rascado la superficie del
auténtico Roland, y tenía el presentimiento de que bajo esa fachada de tipo
duro y aspecto descuidado, era una gran persona que sería un placer conocer en
profundidad.
Mike Hanlon
se hallaba en uno de los patios del convento, apoyado en el pozo. Aunque el sol
estaba en todo lo alto y el calor ya empezaba a ser difícil de soportar, le
gustaba estar al aire libre y viendo como la vida diaria seguía en el convento
donde se encontraban.
Una hermana
joven se acercó y le miró, llevaba un cubo muy grande que apenas podía cargar.
Se lo
sujetó y le sonrió.
—Déjeme que
le ayude, hermana.
La chica le
agradeció el gesto con una mirada.
—Charlene,
hermana Charlene. —añadió la chica.
—Michael
Hanlon, pero todo el mundo me llama “Mike”. —contestó Mike haciendo bajar el
cubo por el pozo para llenarlo de agua.
Se percató
de las ojeras bajo los hermosos ojos de la chica.
— ¿No
duerme bien últimamente?
El rostro
de la hermana Charlene se puso pálido y mostró una expresión que Mike estaba
seguro que denotaba miedo y temor.
—Tengo
pesadillas que se repiten una y otra vez, y apenas me dejan descansar. Rezó
para que no llegue la noche y tenga que irme a dormir y verle de nuevo.
— ¿Verle? ¿A
quién?
—Al Hombre
Negro, sus ojos brillan con un fulgor rojizo y en ellos se podía ver una maldad
y un odio que no parecía tener límites, me aparece una y otra vez, siempre de
la misma forma…Su risa, malévola y horrible, como el ruido de huesos rompiéndose
una y otra vez. Y no es lo único que veo. —Pareció asustada y algo culpable. —No
debería decir nada…Si las otras hermanas se enteran, pensarán que estoy volviéndome
loca.
—Puedes contármelo,
Charlene, puedes confiar en mí. —indicó Mike con tono agradable y dibujando una
sonrisa en su rostro.
—Me veo a
mi misma, en un lugar extraño, muy diferente al mundo que siempre he conocido.
Estoy asustada y alguien me persigue. Entonces comienzo a sudar y tengo fiebre,
la piel empieza a arder, como si estuviese enferma, pero no se detiene y me veo
rodeada de llamas, a las que miró como si estuviese hipnotizada por ellas….
Camino a través
del fuego sin temor, pues no me hacen daño ni me queman y observó como todo es
consumido por el fuego a mi alrededor…
Mike Hanlon
reflejó pesar por el tono angustiado de la joven, deseó abrazarla para confortarla,
pero aunque apenas pasaba alguna hermana de tanto en tanto, no podía
arriesgarse a incomodar a Charlene o a que
ella tuviese problemas.
La miró fijamente.
—No creo
que estés loca, Charlene, esos sueños
tienen algún significado que te ayudaré a resolver ¿vale?
La joven
asintió aliviada por las palabras de Mike. Este sentía una familiaridad y una empatía
con la chica como si fuesen viejos conocidos ¿seria el Ka?
Las
hermanas tumbaron en la cama al hombre que acababan de rescatar de las arenas.
Probablemente quedó semi enterrado en las mismas en la tormenta que les sacudió
el día anterior. Por suerte para él, una de las novicias había visto alguna
cosa cuando salieron a las inmediaciones del Convento y pidieron ayuda para
rescatarlo.
El hombre estaba
envuelto en una capa de color oscuro y una capucha ocultaba su rostro. Sus
ropas asemejaban rojas por la sangre que la manchaban. Aunque no veían que
fuese de heridas de su propio cuerpo. La hermana Susan junto a la hermana
Rebecca preparó agua caliente y unos paños para atender a su paciente.
La hermana
Elsie vigilaba al hombre que aún no había despertado, aunque si podía escuchar
su leve respiración ¿tendría algún daño permanente?
Repentinamente,
se incorporó como por un resorte, quedándose sentado en la cama y se retiró la capucha con sus delgadas manos,
descubriendo un rostro desgastado, cuya vida parecía haber abandonado hacía
mucho tiempo. Antes de que sus distraídas hermanas pudiesen siquiera darse
cuenta de nada, y de que la hermana Elsie emitiera un grito de ayuda, el hombre
la acercó con su mano su rostro al suyo y la besó.
Elsie notó
como algo se introducía por su garganta, obstruyéndosela y dejándola sin aire.
Se introdujo hasta sus entrañas, como un parasito que buscase su alimento.
Los ojos de la mujer se tornaron rojos como la
sangre, sus venas se marcaron en su piel que se volvió totalmente pálida como
la cera.
Separó sus
labios de los suyos, y la garganta de la hermana Elsie dejó escapar un gorgoteo
ahogado. Entonces las otras hermanas se giraron y vieron que su pacifica
hermana tenía el rostro desencajado y retorcido, y sus labios se encorvaron en
una temible sonrisa de depredador.
Saltó sobre
ellas y hundió sus dientes en la carne de la garganta de la hermana Susan, arrancándole
un buen trozo de carne y haciendo que surgiese un auténtico geiser de sangre
que cubrió sus hábitos blancos de un color rojo que se extendió con rapidez.
La hermana
Rebeca trató de huir, pero Elsie se movió de una manera antinatural, subiéndose
por la pared como si fuese un insecto, quedando colgada boca abajo y mirándola como
una araña observa a una mosca que estaba a punto de devorar.
Cayó encima
suyo, derribándola, y su mandíbula se hundió en su estomago, soltando
dentelladas, desgarrando carne y alimentándose de la misma.
El Hombre
de negro se levantó, sin parar de reír,
dando a entender que la muerte y agonía
de las mujeres santas era muy divertida a sus ojos, sin embargo, la risa parecía
más un crujido de huesos astillándose que un sonido emitido por una persona.
2 comentarios :
Madredelamorhermoso!!!!!!!!!! que me has tenido con el culillo encogido todo el tiempo jajajaj, pobres hermanitas de la caridad, una en el cuello y otra en el estomago, esa subida por la pared (tipo lagartija) me ha creado una imagen mental de la que tendré que deshacerme esta noche al dormir jejejejej
me encanta, y las ilustraciones de acompañamiento, uuufff, eres un artistaaaaaaaaaaa!!!!!!
besos mi Doc ^^
Muchas gracias a ti!!
Me alegro que te haya gustado tanto, hace tiempo que tenia la historia en mente, pero siempre me liaba y he tardado años en poder ponerme a escribirla, asi serializada se me hace más ameno y puedo ir sacando regularmente capitulos.
Ya verás ya la que se liará xd
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